Por un decreto del Estado, los Ciudadanos de Ebrus no tienen permiso para:
Visitar el océano que rodea a la Ciudad Amurallada
Ignorar el toque de queda y estar fuera después de las siete.
Avisar de que se está enfermo más de tres veces al año.
Cantar.
Un corto relato distópico sobre el espíritu de la Navidad.
|