Una de las barreras más grandes para la verdadera felicidad es que vivimos en una sociedad que tiende a alentarnos a redimirnos con bienes materiales.
Agendas demasiado ocupadas, el estrés del día a día y la lucha constante de querer más puede hacer que realmente nos estemos perdiendo la verdadera felicidad por aquello que ya poseemos.
Darse un respiro y aprender a valorar y a valorarnos cada día es uno de los muchos aspectos que pueden hacer que nuestras vidas sean realmente más felices.
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